Articulo publicado en La Republica en Abril del 2006. Autor: Sandro Mairata.
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Quizá el Carnaval Veneciano de La Punta sea el festival más bello del Callao. Cada fin de verano, la comunidad celebra sus orígenes, la belleza de sus calles y avenidas, el sentimiento de familiaridad que aún los rige y la reputación de ser uno de los distritos más seguros del Perú. Basta verlo para creerlo.
La Punta veneciana
1. Tradicionalmente, la colonia italiana ha tenido una fuerte presencia en La Punta. Sus descendientes conservan varios usos y costumbres, de los cuales, la dedicación a la noche de Carnaval es uno de los más saltantes. 2. El Carnaval original fue suspendido por Napoleón Bonaparte y reinstaurado en 1979. Tenía orígenes libertinos. 3. Acróbatas, música clásica, ambientes medieval y renacentista. Por una noche, La Punta se convierte en una estampa viva de la Italia que añora el 35% de sus habitantes.
Quizá el Carnaval Veneciano de La Punta sea el festival más bello del Callao. Cada fin de verano, la comunidad celebra sus orígenes, la belleza de sus calles y avenidas, el sentimiento de familiaridad que aún los rige y la reputación de ser uno de los distritos más seguros del Perú. Basta verlo para creerlo.
La mujer mariposa delante de nosotros cautiva por el brillo plateado que recorre toda su piel, por sus alas transparentes, por el hecho que esté semidesnuda en esta noche de incipiente frío otoñal y por el atractivo busto que desborda su brassière. Para defenderla de los mañosos está su novio, vestido con una toga estilo romano –a juzgar por los laureles en su cabeza–, y nada más. Sus calzoncillos blancos se llevarán los comentarios más divertidos de la noche.
El año pasado, nuestro amigo de la toga fue un soldado romano como el resto de sus amigos, sus vecinos. Y la referencia viene a cuento porque la población del balneario chalaco de La Punta está compuesta en un 35% por descendientes de los primeros italianos llegados al Perú, quienes tuvieron la idea (descabellada o genial) de preparar un festival idéntico –en tanto posible– al legendario Carnaval de Venecia, con las máscaras blancas que estremecen a los niños por su gélida y sombría expresión, con los trajes renacentistas que incitan a los adultos, con la música clásica, los bailes, la fiesta. Y este año, por novena vez se celebró el Carnaval Veneciano de La Punta, dicen que mejor que antes.
"La historia del Carnaval que celebramos viene de los años cincuenta. Se celebró una primera versión entonces que se repitió algunas veces, con muchos años de intervalo, hasta que decidimos oficializar la fecha y hacerla anualmente". Ricardo Penailillo, encargado de prensa de la municipalidad punteña, recibe los saludos de asistentes a medida que avanzamos. El propio alcalde, Wilfredo Duharte, prodiga abrazos y recoge el tuteo de varios muchachos.
Misterio chalaco
La Punta es el distrito más residencial de la provincia chalaca. Con una población de poco más de 4,666 personas (según el INEI) o cerca de 8,000 según el alcalde (que afirma que el INEI no ha considerado a los cadetes de la Escuela Naval, a los propietarios de varios inmuebles y a la población de seminarios, Cuerpo de Bomberos y afines), existe apenas un acceso principal de entrada y salida que, precisamente, da a la Comisaría. Con ello se garantiza la seguridad de sus residentes, herederos de tradiciones de larga data, quienes se conocen entre sí, por lo que se dice que en La Punta puedes dejar tu carro en la calle con las llaves puestas y nadie se lo lleva. Delincuencia cero, convivencia cien. Los locales cierran a las once de la noche. Todos.
Suena la potente voz de una soprano apoyada por una orquesta de cámara, y decenas de mesas circulares dispuestas en una gran explanada escuchan en silencio. La playa Cantolao se ha convertido en la reproducción de una indeterminada plaza italiana (con elementos de una que otra conocida). Arcos y torres de estilo medieval han sido reproducidos magistralmente con el mismo andamiaje de fierro y telas empleado para matrimonios, graduaciones y quinceañeros. Pareciera imposible.
"Cualquiera puede venir a nuestro carnaval", dice el alcalde. "Lo que no quiere decir que sea la intención hacerlo masivo. Está básicamente pensado para los punteños. Lo que sí hacemos es una concesión y los vecinos que están al día en sus arbitrios solo pagan la mitad de la entrada. Las máscaras y los disfraces se pueden conseguir con anticipación en tiendas o a través de nosotros, de modo que queden listos para la gran noche".
En la zona principal, donde está la "Plaza", queda la gente mayor. Los jóvenes se ubican en el extremo anterior, junto a locales de venta de comida y dulces italianos. Una vez que terminen las premiaciones, la noche será de tertulia y esparcimiento, no de pachanga. "Es que vienen familias enteras con sus hijos", explica Penailillo. "Y queremos prevenir que las cosas se escapen de control. Los chicos que quieran ‘seguirla’ pueden hacerlo en sus casas o en Lima".
Aplausos, per favore
Un dulce recubierto de chocolate y relleno de manjarblanco oscuro se disuelve en mi boca mientras observo cómo porciones y porciones de lasaña y ñoquis se agotan veloces en mesas ajenas. De vuelta a la zona del escenario, la señora Norma de Marsano cuenta que su elaborado vestido turquesa estilo medieval lo mandó elaborar especialmente para este año, y que el próximo se encargará otro. Una amiga suya, la muy rubia señora Ingrid, nos observa en silencio. Tiene un vestido celeste de la misma época con llamativo sombrero.
Alguien más ha estado preparando su atuendo con ahínco. Porta, una máscara blanca en su mano derecha, pero todo el resto de él es un pulcrísimo Sumo Pontífice. A excepción de una breve mantilla a la altura de los ojos que me impide verlo por completo, quien solo se identifica como Víctor tiene un mes preparando su traje para el concurso. ¿Qué Papa serías? ¿Juan Pablo Tercero?
–Ay, no. Yo sería un Pío Nono (Pío IX)... Pero con mucho manjarblanco.
La noche seguirá con encuentros de este tipo. Conoceré después a varios Caballeros Templarios, a cuatro jóvenes vestidos de diablos andinos, un cardenal, una esclava del Oriente, una pareja compuesta por La Bella y La Bestia, una dama de la corte que no dejará de tocar el acordeón, un bufón… Y una acróbata salida del Moulin Rouge que bailará cancán mientras hace equilibrio en una cuerda. Buena noche.
Así como el añejo balneario de Ancón, La Punta mantiene a sus habitantes fieles. ¿Cómo? "En otro lugar no vas a encontrar la calidad de gente que ves aquí. La camaradería, la familiaridad. No hay otro lugar igual", dice don Ítalo Marsano, esposo de doña Norma.
Si don Ítalo mintiera, esta noche no habría sido posible.
