**Tomado de: http://lovelima.pe/ciudad/veranear-en-la-punta/
La Punta es un remanso eterno. Basta con tomar una combi, cruzar el bravo Callao y el colorido distrito de Chucuito para llegar al lugar donde el caos que caracteriza a nuestra ciudad, se desvanece mansamente.
Si bien en sus inicios era un balneario exclusivo frecuentado por la burguesía, hacia los años 30 la aparición del tranvía permitió a limeños de todos los barrios zambullirse en las frías aguas del Cantolao, su playa más popular, donde además de tomar sol y comer raspadillas, puedes observar el horizonte poblado por yates y buques de carga.
Garantizando un tránsito sosegado, serenos detienen a los autos para permitir el paso a los transeúntes, ya que gran parte de la población está compuesta por ancianos. Eso explica la sobrevivencia de espectaculares casonas y autos antiguos, las calles son museos vivos de monumentos históricos.
Visita el pequeño Mercado de la Punta y pasa a conocer la clásica fuente de soda La cafetería.
Pasea en bote por la costa punteña. Si cuentas con más tiempo y presupuesto aborda un velero y visita las islas El Frontón, Palomino y San Lorenzo, abundantes en fauna e historia.
El malecón ha sido remodelado recientemente y luce un espectacular mirador, un Skate park y áreas recreativas para los niños.
La Punta se ha ganado un lugar entre los destinos turísticos de una Lima cada vez más amigable.
Ya lo sabes, no tienes que salir de la ciudad para encontrar la siempre esquiva paz y tranquilidad.
